El desempleo en España ha hecho que emprender haya sido la palabra de moda tanto en el sector público como en el privado. No hay presentación o discurso que se precie que no incite a los jóvenes al emprendimiento: “emprender y triunfareis”, parece ser el mantra del presente para prometer el éxito del futuro, generando una nueva burbuja de cientos de organismos promocionando el emprendimiento con poca experiencia en el sector de las Start-ups. Confundimos muy a menudo el auto-empleo con el emprendimiento y las start-ups.
Y es que aunque nos duela, España no tiene desgraciadamente las condiciones para poder apoyar el apasionante pero tortuoso camino de los emprendedores tecnológicos y las start-ups. Queremos replicar el modelo de pequeños Sillicon Valley, pero un ecosistema emprendedor de éxito se genera con mucho esfuerzo y donde hay unas condiciones determinadas. Xavier Marcet lo ha descrito con brillantez en su post:” El raquitismo emprendedor: necesitamos start-ups, pero sobre todo scale-ups”. En España la realidad es que se crean muchas empresas pero casi ninguna crece. Se produce mucho autoempleo y mucha microempresa pero poco músculo tecnológico y financiero para generar un círculo virtuosos que genere un verdadero ecosistema emprendedor.
Hay varias causas de ese raquitismo emprendedor, pero destacan algunos que deberíamos analizar y corregir para ser más eficientes y eficaces:
- Nuestros mercados de origen muy pequeños y nuestra cultura emprendedora está más orientada a mantener la propiedad de la empresa y proveer un empleo que al crecimiento. Crecer significa tomar riesgos.
- Poco a poco se desarrolla un entorno de capital riesgo creciente, pero todavía es muy limitado y concentrado en algunas áreas geográficas como Madrid y Barcelona. Los fondos de capital riesgo invirtieron 2.939 millones de euros en 2015, pero es un 15% menos que el año 2014.
- Nuestras universidades no están orientadas al emprendimiento, son demasiado teóricas y el mapa de las incubadoras y aceleradoras muestra que están dirigidas por gente de poca experiencia empresarial o con una trayectoria de riesgo personal próxima a cero.
- Las políticas públicas son declarativas y poco operativas, orientadas más a la norma y a la pequeña subvención que a la agilidad administrativa y a la innovación pública.
- FInalmente un comentario a nuestros buques insignia, las grandes empresas del IBEX35, empresas pegadas a las administraciones (salvo honrosas excepciones) y con poca tradición de emprendimiento corporativo.
En definitiva que en España estamos emprendiendo por encima de nuestras posibilidades. Como en tantas otras cosas, necesitamos más calidad que cantidad, y trabajar por una cierta excelencia para competir en un mundo cada vez más exigente.