En los próximos días inicio con ilusión la presentación de mi nuevo libro “La República de la reputación: economía, poder y emociones”. Un texto fruto de los aprendizajes y experiencias personales y profesionales de los últimos años, en un intento de agitar el debate de las ideas de cómo la confianza vuelve a ser el element central e indispensable para cualquier tipo de actividad que requiera relacionarse con los demás.
La confianza es un valor escaso en nuestra sociedades postmodernas, como bien define el título de la saga de la acción cinematográfica “fast and furious”. Vivimos un mundo rápido, polarizado y cabreado en el que crece la desconfianza, como muestras las encuestas más solventes como el Barómetro de Confianza de Edelman . Es por ello, que cada vez es más necesario, tanto para el mundo de los negocios, la política com para las relaciones sociales invertir en capital reputacional, esto es, en generar confianza, algo que se construye con un propósito compartido, nuevos liderazgos abiertos, un nuevo lenguaje que se haga cargo del estado emocional de las personas, y coherencia entre lo que se dice y se hace.
La República de la reputación, es un intento de revisitar las claves de la generación de confianza entre las personas, empresas, instituciones y organizaciones para volver a dar coherencia y sentido a nuestras comunidades de destino. Para ello, es necesario recordar las palabras del neurólogo Karl Deisseroth, “no hay memoria sin emoción”, y para emocionar algo más que táctica o estrategia. Esto va de autenticidad, credibilidad y pasión. Debemos reivindicar un nuevo lenguaje que contribuya un nuevo relato movilizador para recuperar credibilidad y confianza y por tanto la reputación, y las pequeñas grandes historias pueden contribuir a ese objetivo.
Los hombres y mujeres siempre hemos necesitado contar y escuchar historias, y como se ha demostrado a lo largo de los tiempos, no vale cualquier historia, las mejores historias son las que se imponen. Las historias con valores y las marcas con alma, son una de las armas de persuasión masiva en esta nueva era de la economía de la reputación. La necesidad de las personas de identificarse y comprometerse con un propósito que los movilice alimenta la construcción de esta nueva República de la reputación que va a ir ensanchando sus límites y conquistando de forma implacable nuevos territorios constituyendo una extraordinaria arma de influencia por parte de los ciudadanos y ciudadanas.
Las pequeñas historias pueden hacer grandes a las organizaciones porque crean conexiones emocionales y tienen un impacto directo en la cultura corporativa y en los resultados de las compañías o las organizaciones. Primero hay que pensar, generar ideas, y tras ella desplegar con acciones los valores para influir en los comportamientos y, con el ejemplo generar confianza.
Esta nueva República de la Reputación, no plantará banderas ni dibujará nuevas fronteras, pero será un actor central e ineludible en los próximos años tanto en el terreno de los negocios como de la política o del llamado tercer sector. Aquellos que no hayan aprendido a adaptarse a sus códigos y reglas verán deteriorar su credibilidad, y, por ende, tendrán cada vez más dificultad en mantener la licencia social para operar. Pensar, crear, narrar, compartir y emocionar contando nuevas pequeñas grandes historias, quizás nos den la oportunidad de seguir caminando hacia esa República que no existe en ninguna parte, pero que debería guiarnos para dar coherencia y sentido a nuestro camino personal y profesional.
Como cito en el libro, Tomás Moro y su obra maestra Utopía, constituyeron un intento de construir la imagen de una República perfecta, algo imposible como sabemos, pero los grandes filósofos y pensadores de la historia nos han estimulado a desarrollar nuestro pensamiento crítico. Y ese es un ejercicio imprescindible en la era de la transformación digital, la robotización y la inteligencia artificial, porque las personas queremos creer en algo o en alguien. Es por ello que la República de la reputación, en un mundo hiperconectado e hipertransparente, emerge como un nuevo territorio global de conversación en el que aquellos que no comprendan sus claves, verán limitada enormemente su licencia social para operar.
Espero que os guste el libro.
La República de la reputación
Reputación: una nueva República sin banderas ni fronteras
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